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La danza de los héroes

La música siempre ha jugado un papel muy importante en la vida social, económica y civil de Ruanda. Todos los hitos en la vida de una persona se celebran con canciones y danzas tradicionales: nacimientos, Danza Intorebautismos tradicionales (guterekera), aniversarios, bodas, lanzamientos de nuevos proyectos, fiestas políticas e incluso para dar la bienvenida a visitantes importantes. La música ruandesa se distingue del resto de la música africana por tener un ritmo 5/8 (los entendidos en música que nos lo expliquen, por favor; que a mí me han dejado igual que estaba). Mientras los bailarines bailan, los miembros del coro dan palmas para hacer de metrónomo o estimularlos. La danza es, pues, una celebración comunitaria.

La variedad en danzas y músicas corresponde a la variedad de actos épicos que conmemoran méritos y actos de valentía. Intore significa «danza de lo héroes» o «los escogidos» y, antiguamente, la solían realizar los guerreros ante la Corte Real para celebrar su victoria en una batalla. Los guerreros, con peluca hecha de cabellos de hierba y espadas, bailaban de un lado a otro al ritmo de los tambores «ingoma«. Normalmente estos bailes de celebración incluyen una orquesta compuesta únicamente de tambores (entre siete y nueve). A menudo, las canciones tradicionales que acompañaban a estas danzas tenían una letra en clave de humor e iban acompañadas de un instrumento de ocho cuerdas llamado lulunga.

Yo tuve la suerte de ver la Danza Intore en Musanze, mientras esperaba que se organizaran los grupos para ir a ver los gorilas. Aunque no deja de ser un espectáculo turístico (parece ser que los «auténticos» saltan más alto y hasta con el tambor en la mano), yo lo disfruté igualmente.

Los bicinventores

No te dejes engañar por las calles asfaltadas de Kigali. Ni por su aspecto impoluto. Ni por sus jardines perfectamente podados. Ni por sus modernos edificios. Ni mucho menos por las mansiones que se adivinan a través de las puertas entornadas que se cierran perezosas, después de dar a luz coches recién salidos de un anuncio televisivo. Ruanda es un país pobre. Y su capital también. Sólo hay que pasearse por las calles adecuadas. Aquéllas que siguen vestidas de tierra y heridas de lluvia. La desigualdad social hace daño al corazón, como todas las desigualdades en cualquier parte del mundo.

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Comprarse un vehículo o una simple bicicleta no está al alcance del ruandés medio. Por eso hay que hacer uso de la imaginación y los recursos que se tienen a mano para salir adelante. La bicicleta de madera es una de esas creaciones maravillosas fruto de la necesidad. Diseñada para desplazar productos pesados, como patatas, judías (¿os he contado ya que me pasé más de tres meses comiendo arroz y judías todos los días? Creo que sigo traumatizada), maderas o granos de café, es también una de las muchas atracciones turísticas del país. A mí me encantaba encontrármelas cuando iba al volante, camino de descubrir otro trocito de Ruanda. No pude evitar la tentación de parar un día el coche, aprovechando que llevaba «pone-cintas» al lado, cosa excepcional, para pedirle que le robara una foto a este niño que posó gustoso, pensando que le daríamos una propina después. ¡Ay, qué mal sabe crear expectativas! ¡Y qué guapo sales en la foto!

Bicicleta de madera Ruanda

¿Agase qué?

En Ruanda, las cestas Agaseke servían tradicionalmente de contenedores para transportar huevos, judías, carne y otros objetos valiosos, e incluso para guardar alimentos y ropa dentro de casa. Constituían un regalo común en bodas. Después del genocidio de 1994, estas cestas se convirtieron en símbolo de paz. Mujeres hutus, tutsis y twas, se sentaban (se sientan) codo con codo a tejer el futuro del país. Intento imaginarme a qué huele el aliento de la mujer al que tu marido violó, o cuyo hijo asesinó. Personas diferentes. Sentimientos fácilmente transferibles.

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Estas cestas se hacen con fibra de pita o papiro, puesta a remojo durante hasta dos semanas para que se ablanden. Después se machacan con piedras y se dejan secar. Las fibras naturales le dan ese color oro pálido. Se decoran con motivos de colores, normalmente negros, que se consiguen hirviendo en tinte las raíces y semillas de la planta Urukangi o la flor del bananero.

Os dejo un vídeo en inglés por si alguien se aburre y quiere ver el proceso de fabricación de estas cestas.

PD. Las fotos están robadas del Museo Etnográfico de Butare (Ruanda).

Arte Imigongo

El arte Imigongo, también conocido como «arte de mierda» (bueno, esto igual me lo estoy inventando yo), es un tipo de arte que nació en la provincia de Kibungo (en el sureste de Ruanda) en el siglo XVIII. El ingrediente de base es la caca de vaca y tradicionalmente lo llevan a cabo las mujeres (si es que siempre nos tocan trabajos «de mierda»). La boñiga se seca y se mezcla con materiales orgánicos, como plantas, para crear las pinturas que le darán color, normalmente blanco, negro y rojo. La decoración se aplica en paredes, cerámicas o lienzos, en forma de dibujos geométricos.

Imigongo

El arte de decorar las paredes de las casas tradicionales con mierda, digo al estilo Imigongo, lo inventó el príncipe Kakira (sin comentarios) en el siglo XIX. Aquí os dejo un vídeo en nergalés, para el que tenga tiempo y curiosidad de ver a mujeres «removiendo la mierda».

A mí lo que más me gusta del arte Imigongo es el abanico de respuestas que me ofrece la pregunta: «¿Qué me has traído de Ruanda?» Y es que a infantil no me gana nadie.

Umuganda

RuandaEn Ruanda, el último sábado de cada mes, de ocho a once de la mañana,  tiene lugar lo que se conoce como Umuganda, que significa «contribución a la comunidad». Está diseñado para ser un día en el que los propios ciudadanos contribuyen a la construcción del país. Por ley, todas las personas sin discapacidad mayores de 18 años y menos de 65, tienen la obligación de participar en algún tipo de trabajo comunitario voluntario. Esta práctica existe desde antes de la colonización, fue adoptada por los distintos colonizadores que han pasado por el país y se ha conservado tras la independencia. En cada época ha tenido una función y un objetivo diferente, dependiendo de quién estuviera en el poder.

RuandaLa contribución en Umuganda se realiza normalmente bajo la supervisión de un gerente o presidente del pueblo (umudugudu), que aseguran la participación ciudadana. La actividad empresarial se detiene y se limita el transporte público. Los ciudadanos ayudan en la limpieza de calles, corte de césped y poda de arbustos a lo largo de las carreteras, la reparación de instalaciones públicas o la construcción de casas para personas vulnerables. La variedad de trabajos comunitarios depende de las habilidades del ciudadano que los lleva a cabo. Por ejemplo, los médicos pueden ofrecer ese día un examen médico gratuito.

RuandaLos beneficios de Umuganda no son meramente económicos. La jornada está destinada a fomentar la participación de la comunidad para reforzar la unidad nacional. El gobierno de Ruanda afirma que Umuganda contribuye a la reconciliación, desarrollo y crecimiento del país; y no es inusual ver en los periódicos fotos del presidente Kagame poniendo su granito de arena.

RuandaYo no tengo muy claro que obligar a la gente (y multarla si se la pilla por la calle sin contribuir a Umuganda) a cerrar sus negocios (quien los tenga) para desempeñar trabajos forzosos de los que la gran mayoría intenta escaquearse (por lo menos en Kigali) contribuya ni al crecimiento del país ni a la unidad nacional. ¿Y vosotros?

PD. Llevo en España dos semanas de locura, disfrutando de la familia y los amigos y buscando trabajo (lo justo). Pido paciencia porque apenas me queda tiempo para el blog, ni para escribir ni para leeros (de ahí mi silencio en estas dos últimas semanas), pero espero poder volver a coger el ritmo pronto. Y espero que, cuando eso ocurra, vosotros sigáis estando ahí…

Crímenes de honor: historias de hombres que mataron

stories of men who killed

Y una va, y se lo cree. Y se pone hasta contenta de que alguien se haya molestado en investigar sobre los autores de los mal llamados crímenes de honor (donde hay crimen no hay honor). Porque siempre se habla de las víctimas, pero no de los agresores. Pero, ¿acaso algunos agresores no son víctimas, a su vez, de la sociedad, de la tradición, de sus propias creencias, de un círculo vicioso del que es difícil encontrar la salida? Los papeles de víctima y agresor demasiadas veces resultan ser dos caras de una misma moneda.

Detrás de cada persona hay una historia que merece ser escuchada. Para entender la complejidad que rodea a los «crímenes de honor» es necesario darle voz a todas las partes involucradas en los mismos y ponerlas en contexto. Así que empecé al leer el libro con la esperanza de conocer a esos hombres que se mueven por honor en vez de amor. Con la esperanza de que alguien les humanizara. Con la esperanza de comprender, que no justificar.

Pero Ayse Onal tiene demasiados factores en su contra para poder escribir un libro sobre el tema. Es mujer. Y turca. Y su condición de mujer turca que entrevista a hombres turcos que han matado a mujeres turcas «por honor» no la deja distanciarse de los sentimientos que este tipo de crímenes genera. Por lo que se pasa todo el libro debatiéndose entre centrarse en la historia de los asesinos o de las asesinadas. Y al final sólo quedan unas pinceladas de brocha gorda de la presión social a la que están sometidos y un intento fallido de contar la historia de esos hombres que mataron.

Así que la declaro culpable de haberle dado a su libro un título completamente engañoso. Pero nada más.

La Sema, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Sé como el Sol para la Gracia y la Piedad.
Sé como la noche para cubrir defectos ajenos.
Sé como una corriente de agua para la generosidad.
Sé como la muerte para el odio y la ira.
Sé como la Tierra para la modestia.
Aparece tal como eres.
Sé tal como pareces.

Yalal ad-Din Muhammad Rumi

Derviches

El sufismo es una corriente mística del Islam, que engloba a unos 50 millones de personas de todo el mundo. Su propósito es inspirar una unión entre los seres humanos y Dios, mediante la elevación del alma a unos estadios más avanzados de conciencia. La mayoría de los sufíes están organizados en tariqas u órdenes, que han creado elaborados rituales de recitación, que incluyen danzas destinadas a generar estados místicos que faciliten el camino de los iniciados (muridin) hacia la unión con Dios.

Los sufíes más conocidos a nivel internacional son los derviches de la Orden Mevlevi, que son famosos por sus danzas giratorias que realizan con el acompañamiento de poesía cantada del Mathnawi, la principal obra del fundador de la Orden, Yalal al Din Rumi (1207-1273), uno de los más importantes sabios sufíes de todos los tiempos. Rumi pasó a ser conocido con el nombre de Mevlana (maestro) por sus seguidores porque les enseñó un método de perfeccionamiento espiritual. Este método incluye tres elementos que trascienden las barreras de la comunicación humana: la música, la poesía y el recuerdo. La combinación de estos tres aspectos tiene lugar en la ceremonia de la danza giratoria (Sema).

La Sema, compuesta por siete partes, representa el viaje místico de un individuo hacia Dios. La ceremonia intenta reflejar la naturaleza giratoria de todo lo que se encuentra en la naturaleza, desde las galaxias a los átomos. Mediante la Sema el sufí llega al conocimiento de la Verdad, lucha contra su ego y abraza la perfección. Cuando regresa de su viaje espiritual, lo hace como alguien que aspira a servir con amor y entrega a toda la creación.

A pesar de considerarme una persona poco espiritual y muy escéptica, tenía curiosidad por ver la Sema. El Centro Cultural HodjaPasha, unos baños turcos restaurados de 550 años de edad, tenían pinta de ofrecer un espectáculo de masas. Nos hubiera gustado verlo en la Casa de Dede Efendi, donde parecían venderse mejor, pero aquella noche no había espectáculo. Llegamos después de haber sido timadas en la cena, con el humor agrio y un asiento en última fila. Empezó el espectáculo y, mi mente, lejos de concentrarse, vagaba por el público, deteniéndose en un grupo de jóvenes que no paraba de contarse chistes entre sí y morirse de risa. Cerré los ojos para intentar empaparme de la música sufí pero casi me quedo dormida. El espectáculo me pareció aburrido y monótono. La música, preciosa.

Entrada plagiada descaradamente de: http://www.webislam.com/articulos/27361-la_danza_sufi_de_los_derviches_turcos.html

Texto del vídeo: Los mevlevi son una orden ascética sufí fundada en 1273 en Konya, desde donde se extendieron progresivamente a través del imperio otomano. Hoy, se pueden encontrar mevlevi en muchas comunidades turcas de todo el mundo, pero los centros más activos y famosos de la actividad de la orden están en Konya y Estambul. Los mevlevi son famosos para sus danzas giradoras. Después de un periodo recomendado de ayuno de varias horas, los derviches giradores comienzan a dar vueltas sobre el pie izquierdo en una serie de movimientos de torsión cortos, utilizando el pie derecho para hacer girar sus cuerpos alrededor del izquierdo. El cuerpo del girador ha de ser flexible, debe permanecer con los ojos abiertos pero sin focalizarlos en nada, de modo que las imágenes sean borrosas y flotantes. En sus ceremonias, llamadas Sema, se toca un repertorio musical particular, el ayın. Con una base de cuatro partes de composiciones vocales e instrumentales, es interpretado al menos por un cantante, un flautista (neyzen), un músico que toca el timbal y otro que toca el címbalo. Los bailarines recibían enseñanza durante 1.001 días recluidos en casas (mevlevihane) donde aprendían la ética, los códigos del comportamiento y las creencias practicando el rezo, la música, la poesía y la danza. Después de esta formación, seguían siendo miembros de la orden, pero regresaban a su trabajo y a sus familias. Como resultado de las políticas de secularización, todos los mevlevihane fueron cerrados en 1925. El gobierno turco comenzó a permitir representaciones de nuevo, aunque sólo en público, en los años cincuenta. Las restricciones cesaron en los años noventa. Algunos grupos privados están reestableciendo el carácter espiritual e íntimo original de la Sema. Sin embargo, treinta años de práctica clandestina han privado a las representaciones de una parte de su significación religiosa, ya que la transmisión se ha centrado en la música y en los cantos, en detrimento de las tradiciones espirituales y religiosas. Hoy día, muchas ceremonias ya no son representadas en su contexto tradicional, sino ante un público de turistas, y se han acortado y simplificado para responder a la demanda comercial.

La mejor guía de la ciudad de Estambul: http://planetaestambul.wordpress.com/

Las uvas

– ¿Y las uvas?  – me preguntaste. ¿Este año no nos comemos las uvas o qué?

Me dieron ganas de llorar. No había pensado en las uvas. Ni se me había ocurrido que quisieras comértelas. Te habías pasado toda la tarde somnoliento mientras yo alternaba la mirada entre la puerta de la habitación, tu respiración sosegada y la tele, donde ahora estaban dando uno de esos programas de fin de año horteras que no soporto. Justo en el momento en que formulaste tu pregunta los presentadores empezaron a dar las instrucciones. “Que nadie se equivoque en los cuartos” – advirtieron. Se acercaba el momento, y yo no había pensado en las malditas uvas.

– ¡Pues claro! – te contesté con una sonrisa forzada.

Las uvas. ¡Pues claro! Repetí enfadada para mis adentros. ¿Por qué íbamos a saltárnoslas este año? Ya que no estábamos celebrando la Nochevieja, por lo menos que nos comamos las uvas. A ti estas cosas te den igual, so rancia, pero a los demás les hace ilusión.

Me marché pidiendo para mis adentros que por favor les hubieran sobrado uvas de todas las que habían repartido hacía un rato. Todavía no podía creerme que hubiera estado tan baja de reflejos como para no pedirlas antes. Era como si tu dolor me hubiese anestesiado el cerebro.

Regresé a tu cuarto con el tiempo justo para levantarte la cama y erguirte. Me miraste a los ojos y te dediqué una media sonrisa. Había conseguido algunas uvas. La enfermera me las había dado con un “anda queee” cariñoso. Empezaron los cuartos. Esperamos en silencio. Sonó la primera campanada y nos metimos la primera uva en la boca. Sonó la segunda y ya no alcancé a oír el resto. Estaba demasiado concentrada en deshacerme del nudo que tenía en la garganta.

Nos felicitamos el año nuevo. Nos abrazamos. Nos besamos. A falta de champán, me bebí mis lágrimas. No quería que las vieras. Se te veía feliz. ¿Por qué no iba a estarlo yo también? Me preguntaste cuántas me había comido. Creo que te mentí. Nos acabamos las que no sobraron mientras el 2002 se desperezaba. Y ésas fueron las últimas uvas que te comiste.

reloj

¡Por un 2013 lleno de ilusión!

Nazar boncuğu: amuleto turco

Me miras. Te miro. Nos miramos. Me comes con los ojos. A veces a mordiscos grandes. A veces a bocados chiquitos. Me miras. La nieve dice que me has echado el ojo. Te miro. Siempre ojo avizor. Nos miramos. Opacos. Inquebrantables. Parece que te he entrado por los ojos. Me miras por el día.  Me observas por la noche. Tus ojos se pasean por mi espalda y me levantan la falda. Me los clavas. En el pecho. En la nuca. En las nalgas. No me quitas los ojos de encima. Me pintas los labios de azul. Me miras con buenos ojos. Me acaricias el pelo. Ahuyentas el mal de ojo.

Ojo turco

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Sosan Firooz, primera rapera afgana

De por sí, la vida en Afganistán no es nada fácil. Si además, se es mujer, la cosa se complica. Y si encima tienes el valor de desafiar el yugo de la tradición abiertamente, lo mejor que te puede pasar es que tu familia reniegue de ti. Lo peor, que te maten. De momento, Sosan Firooz, primera rapera afgana, ha llegado a la fase de las amenazas de muerte. A la madre ya le han avisado de que como su hija no deje de cantar, le van a cortar la cabeza.

A sus 23 años no tiene ningún reparo en denunciar la represión de la mujer en su país o compartirrabab sus deseos de esperanza por un Afganistán libre y pacífico. En su primer single cuenta la miseria que vivió de niña en el vecino Irán, donde su familia buscó refugio durante la guerra civil afgana de principios de los noventa, y la represión del régimen talibán que tomó el poder en 1996. Su música es una mezcla entre rap y hip-hop, y está inspirada en el instrumento musical afgano llamado rabab. Canta en dari, una de las dos lenguas oficiales de su país, junto con el pashtú.

Sosan nunca ganará un Grammy, pero ya tiene el respeto y admiración de muchos por haberse atrevido a romper la tradición de una sociedad conservadora que la obliga a no salir de casa sin llevar un burka. En el vídeo de Youtube aparece con vestimenta rapera, cadenas y pulseras e incluso sin cubrirse la cabeza. La violencia contra las mujeres está muy extendida en Afganistán, sobre todo en zonas rurales, donde todavía se practica la lapidación y se llevan a cabo ejecuciones públicas. Las mujeres tienen prohibido el acceso a la educación.

A pesar de que los talibanes también prohibieron la música a su llegada al poder, independientemente de que se lleve a cabo por hombres o mujeres, existen algunos cantantes afganos, como DJ Besho, de 27 años, cuyos discos se pueden encontrar en el mercado de Kabul. La polémica canción de Sosan fue compuesta por el conocido (o eso dicen) cantante y compositor afgano Fared Rastagar, que regresó de su exilio alemán recientemente y ahora tiene un estudio de música en Afganistán.

El padre de Sosan es todo un ejemplo a seguir. Ha sacrificado su carrera, dimitiendo de su trabajo como jefe de algún departamento gubernamental, para hacer de guardaespaldas de su hija. Dice que se ha convertido en su secretaria, contestando a las llamadas de su hija, y que tiene el deber de protegerla.

El riesgo que corren (ella y su familia) es real. Muchas cantantes afganas han dejado de cantar por miedo a las amenazas provenientes de los talibanes. Pero Sosan Firooz no se rinde, y sigue actuando ante un público masculino vestida con ropas occidentales y denunciando las injusticias que se viven en su país.

“La gente tiene que empezar a rebelarse – dice Sosan, y el resto tiene el deber de unirse”.

Escucha mis historias y escucha
Escucha mis penas, mi tristeza
Escuchar la historia de mi desplazamiento y la falta de vivienda
Estábamos perdidos, estábamos perdidos, perdidos en el mundo
La guerra me expulsó de mi patria
Estábamos congelados, nos vistieron con ataúdes

Empieza la expatriación, empiezan las dificultades
La etapa de la miseria, la etapa de la desgracia
Las balas nos ducharos, nuestra granja se quemó por completo, nuestros árboles se secaron
Llorosos, cruzamos la frontera
Como pájaro sin alas, sin alas
Alas, alas, alas, alas…
Estábamos perdidos, estábamos perdidos, perdidos en el mundo

En un país de extraños abusaron de nuestro hijo
Nuestros seres educados se convirtieron en trabajadores de la calle
Nos comimos nuestro propio cuerpo cuando estábamos muertos de hambre
Nos bebimos nuestras propias lágrimas cuando teníamos sed
Pensamos  que ir a Europa nos traería alegría
Podríamos encontrar un trabajo, podríamos acabar con el sufrimiento
Pero nos quedamos atrapados en los campos de refugiados

Donde se extinguió nuestra piel
Sueño con besar el polvo de mi patria
Éramos los reyes y reinas de nuestra tierra
Pero aquí, somos camareros y lavaplatos
»No lo sé, no lo sé, oh Dios mío, oh Dios mío»

Nos hemos olvidado de nuestra propia lengua
También éramos seres humanos, pero ¿por qué abusados?
Nos corrimos en todas las dirección como objetos sin valor
En el país de nuestro vecino nos llamaron «sucio afgano»
En la cola de la panadería, nos dejan para el final
¿Qué logramos en Irán y Pakistán?
La mitad se convirtieron en adictos, la otra mitad se convirtieron en terroristas

Pero, pero ahora tenemos esperanza
Unidos a partir de ahora
No más niños maltratados, no más maltrato a la mujer
Basta ya de guardar silencio
Estábamos perdidos, estábamos perdidos, perdidos en el mundo
No más Europa, Irán o Pakistán
De ahora en adelante, será Afganistán

Ver la noticia aquí:
http://wap.elpais.com/index.php?module=elp_gen&page=elp_gen_noticia&idNoticia=20121204elpnepgte_7.Tes&secc=gen
http://www.cbsnews.com/8301-18563_162-57556637/afghan-woman-challenges-convention-through-rap/

Ramadán: el noveno mes del calendario musulmán

De repente, apagaron la música y pusieron la tele. Todos los comensales del restaurante se volvieron para mirarla. “Van a anunciar Ramadán”, me aclararon mis compañeros de IMG_5671mesa. Unos minutos más tarde, empezaron los aplausos. “Empieza mañana”, me dijeron con algo de nerviosismo en la voz. Todos esperaban que comenzara el sábado, en vez del viernes, que es día de descanso y no hay muchas distracciones.

Mis compañeros de trabajo se habían pasado las últimas semanas hablando de Ramadán, ocasiones que yo aprovechaba para acribillarles a preguntas. Yo no acaba de entender bien por qué andaban tan alborotados, aunque este mismo alboroto mostraba la importancia de esta época del año para ellos. Tras muchas preguntas por fin comprendí que este año Ramadán cae en pleno verano, lo que significa más horas de luz y temperaturas de hasta más de cuarenta grados en los días más calurosos. El ayuno este año será particularmente duro.

A mí se me pasó por la cabeza hacer ayuno durante una semana para ver qué se sentía, pero cuando me dijeron que había que desayunar antes de la llamada a la oración de las 4.30 de la mañana, y que hasta las 7.45 de la tarde no podría ni comer ni beber, cambié de opinión. Me acordé de aquel fatídico día, cuando yo era una enana y todavía iba a las monjas. Todos los años el colegio organizaba un día simbólico en el que recordábamos a la gente que pasaba (y pasa) hambre en el mundo. Ese día comíamos una patata cocida y un huevo duro en solidaridad. A mí se me cayeron al suelo y se me llenaron de tierra. La vergüenza me hizo no decírselo a las profesoras, igual por miedo a represalias, con lo que me quedé sin comer.
De lo que he aprendido sobre Ramadán hasta ahora, esto es lo que más me gusta:

  1. El concepto, pensar durante un mes en los que no tienen qué comer y solidarizarse con ellos. Deberíamos tenerlos presentes todo el año, estamos de acuerdo, pero por lo menos un mes es un periodo más largo que el de las fiestas navideñas. Las obras de caridad se multiplican durante este mes. Yo tengo un compañero que todos los años, junto con amigos, prepara comida para repartirla entre los refugiados palestinos. Este año también están los sirios. Yo ya IMG_5523le he dicho que me avise, que me apunto.
  2. El ambiente festivo de por la tarde. La primera semana está dedicada a la familia. En las siguientes, se incluyen a los amigos. Los restaurantes se visten con sus mejores galas, ofreciendo música en directo donde antes no la había. La Ciudadela se abre al público por la noche para dar cabida a romerías nocturnas. Las calles están a rebosar de gente (no en mi barrio, probablemente uno de los más aburridos de Amán), familias con niños que corretean a horas que ofenderían al mismísimo Casimiro.
  3. Las carreteras solitarias durante el día. Un descanso para mis oídos. Lástima que por la noche el ruido de los coches, la música a tope y los pitidos indiscriminados sigan sin dejarme dormir bien.
  4. Las series de television ad-hoc, para mantener a la gente entretenida. Como las películas bíblicas en Navidad. El Líbano y Siria se encargan normalmente de producirlas. ¿Habrá este año series nuevas o repetiran las de años pasados?
  5. Eid al-Fitr, o Banquete de Caridad, que abarca los tres primeros días del décimo mes del calendario islámico y en los que se celebra el fin del ayuno. Tres días de fiesta en los que no se trabaja y en los que espero hacer encaje de bolillos para poder irme de vacaciones nueve días (Insh’Allah).
  6. Eid al-Adha, o Celebración del Sacrificio, festividad que tiene lugar el décimo día del duodécimo mes del calendario musulmán. Cinco maravillosos días de fiesta que todos esperamos caigan en días laborables para volver a poder irme de vacaciones. Si no, espero que mi jefe me vuelva a dejar hacer encaje de bolillos.

Y esto es lo que no me gusta tanto:

  1. El impacto que el ayuno tiene en la salud, tanto física como mental, de los que ayunan. Hoy, después del primer fin de semana de ayuno, ya se empezaban a notar los malos humos de algunos compañeros, los ojos rojos de no dormir y los movimientos lentos del cuerpo que pesa como si fuera de otr@. PIMG_5519arece ser que la primera semana es la más difícil… y que después de un mes de ayuno, se tiende a engordar.
  2. Los musulmanes de países pobres que, aun no teniendo qué comer, respetan el ayuno, como pasaba en Chad. Gente que come una vez al día, cuando hay suerte; gente debilitada por la pobreza, castigada por el calor, tan devota como los musulmanes más afortunados. La gente que tiene poco, debería estar excusada, como los niños, las personas mayores, los enfermos y las embarazadas.
  3. Tener que comer enfrente del ordenador porque no quiero que mis compañeros de trabajo me pillen comiendo en la cocina. No hay nada más cruel que un “lo verás pero no lo catarás” en casos de abstinencia. Hay que ser respetuos@.
  4. Las tiendas cerradas hasta entrada la tarde y la falta de taxis para desplazarse durante el día.

¡Ramadan Kareem!

La maté porque era mía

A Fátima la casaron un día porque ya había llegado el momento de encontrarle un marido. Poco importaba si Fátima quería casarse o si hubiera elegido a Omar como compañero de vida. Omar la devolvió a su familia un mes después, como si de un producto defectuoso se tratara.

– No es virgen – sentenció.

El padre y el hermano de Fátima la apalearon. Nadie sabe si Fátima lloró o imploró clemencia. Sólo que su cuerpo se encontró un día flotando sin vida en el Mar Muerto. Los resultados de la autopsia revelaron que Fátima murió ahogada.

Y virgen.

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Esta historia es real. Los nombres, no.

Se calcula que en Jordania mueren al año alrededor de veinte mujeres a manos de sus familiares, en lo que se conoce como “crimen de honor”. Mujeres que mueren acuchilladas por haberse negado a casarse con el hombre que su familia les eligió para así poder continuar con su educación. Mujeres que mueren cosidas a tiros por haber abandonado a un marido que las golpeaba y violaba. Mujeres que mueren degolladas por ser vistas hablando con otro hombre y, por lo tanto, ser sospechosas de adulterio. Mujeres que mueren en su noche de bodas al ser estranguladas por su recién estrenado marido que las acusa de no ser vírgenes. Mujeres que mueren a causa de la paliza que su hermano pequeño les propinó por haber sido violadas por su hermano mayor. Mujeres embarazadas. Mujeres que acaban de dar a luz. El modo y la causa de los asesinatos son tantos como la imaginación que cada uno le quiera echar.

Estos crímenes encuentran su justificación en un complejo código de honor fruto de la tradición y las normas sociales. Si la virtud de una mujer se pone en cuestión, ya sea porque se cree que ha violado las normas de conducta sexual, ya sea porque ha sido víctima de una violación, incesto, abuso sexual o rumor que pone en entredicho su castidad, un hombre de la familia tiene que matarla para poder restaurar el honor de la familia. También pierden el derecho a la vida si se niegan a obedecer la voluntad del padre, marido o hermano. Otras veces el crimen de honor oculta otros crímenes (como el de negarse a prostituirse en el negocio familiar) o disputas de herencia.

En Jordania, ha habido intentos de reformar el Código Penal para que los crímenes de honor se equiparen a los asesinatos y homicidios. Se ha hecho algún avance al respecto, y algunos hombres han sido condenados a hasta 15 años de prisión (en vez de tan sólo unos meses como solía ser la regla). Sin embargo, si la familia retira los cargos, lo que no es inusual (no olvidemos que es la propia familia la que comete el crimen), el condenado pasa menos tiempo entre rejas.

Este es sólo un ejemplo más de violencia de género en el mundo. Tan condenable como el de las mujeres que mueren en España víctimas de la violencia doméstica. Por poner otro ejemplo.

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Ensete: arma biológica contra el hambre

IMG_3076La etnia Gurage engloba varios grupos étnicos asentados en la parte sureste de la meseta central etíope. Se estima que son más de dos millones de habitantes. Todos los Gurage comparten un idioma de origen semítico y forman una unidad histórica y cultural. Los Gurage que viven en entornos rurales son en su mayoría agricultores. Los que viven en áreas urbanas, especialmente en Addis Abeba, tienen fama de comerciantes. De hecho, lo que nosotros conocemos como la “tienda de la esquina” en la capital se la denomina como “la tienda gurage”. La etnia Kampata también está asentada en la meseta central y está formada por casi medio millón de personas. Antes de su incorporación a Etiopia, la tierra Kambata era un reino. Su población se divide entre musulmanes y ortodoxos, aunque la influencia de la cultura tradicional sigue presente en ambos grupos religiosos.

El cultivo principal de los Gurage y los Kambata es el ensete, conocido localmentIMG_3086e como asat, ingrediente de primera necesidad tanto para ellos como para otros grupos étnicos, como los Kadyia y los Walayta. Al ensete también se le conoce como “plátano falso” debido a su parecido con el platanero.

Su producción sigue un ciclo de cultivo basado en la rotación de plantas cada dos años. El ciclo se completa en cuatro años. En consecuencia, los cultivos de ensete se dividen en cuatro zonas, de acuerdo a estos cuatro ciclos, y a cada planta se la denomina con un nombre diferente según la sección en la que crece. Los agujeros en los que se planta el ensete varían de acuerdo con la sección en la que se encuentren, haciéndose más anchos y profundos conforme se va avanzando de etapa. Cuando el ensete está listo para su cosecha, son los hombres los que se encargan de cortarlo. Las mujeres son las responsables de quitarles la corteza y extraer las porciones comestibles de la planta. Me aseguran que esto se debe puramente a la división del trabajo.

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Esta planta es muy apreciada debido a su resistencia a la sequía. Se cree que puede resistir hasta siete años sin lluvia. Sin embargo, su importancia socio-económica no está únicamente sujeta a la comida. El ensete se utiliza en la construcción como material IMG_3100aislante entre las capas del empajado de tejados así como combustible al quemarlo. Las hojas se utilizan como envoltorio para transportar mantequilla. La fibra se utiliza para fabricar cuerdas y esterillas. También se utiliza como forraje, utensilio de cocina, detergente y planta medicinal. De hecho, se cree que todas las enfermedades se pueden curar con medicinas preparadas con las raíces del ensete. Esta planta se encuentra en Etiopia desde la prehistoria. En el pasado, era común ofrecer ensete en los rituales a Damwamit, la deidad asociada con la salud y el bienestar. En los meses rituales, las mujeres apartaban una porción de comida de ensete para apaciguar a los malos espíritus y evitar que estos atacaran a miembros del poblado.

Lamentablemente, a pesar de todos los beneficios del ensete, su cultivo no ha sido extendido a otras regiones del país. Esto se debe principalmente a dos razones. Por un lado, su laboreo es complejo y difícil para los que no están acostumbrados a su cultivo y posterior uso. Por otro lado, existe una barrera cultural. Muchos etíopes consideran el kocho (tortita hecha a base de ensete) como un alimento retrógrado. En las poblaciones urbanas se prefiere comer injera, que es una tortita hecha a base de tef, otra planta endémica con un bajo contenido calorífico y sin resistencia a la sequía.

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Chat: ¿droga o pasatiempo?

El chat (o khat) es un estimulante que se cultiva en muchas regiones de Etiopía, particularmente en el este, oeste y sureste del país. Es un cultivo muy lucrativo con lo que muchos agricultores prefieren esta fuente de ingresos al cultivo de café, por ejemplo. Antes de poder cosecharlo hay que esperar de dos a tres años desde su plantación. La proximidad a mercados y el transporte a los mismos juegan un papel muy importante en la comercialización de este producto agrícola perecedero. Se exporta a otros países y supone una significante contribución a la entrada de divisas en el mercado etíope.

Se cultiva principalmente por sus hojas y pequeñas ramas, que se consumen como estimulante. La forma más común de conseguir los efectos del chat es masticando las hojas y los brotes, aunque también se puede tomar como infusión para lo que previamente hay que secarlo y molerlo. Tiene un sabor amargo, que me recuerda un poco al regaliz. Después de varias hojas la boca se te queda seca y pastosa. Los locales engañan el sabor con frutos secos, comiéndose las dos cosas al mismo tiempo. Entre los efectos que se le atribuyen figura el de mejorar la capacidad de concentración, con lo que su consumo no es infrecuente entre la población universitaria. Consumido en exceso puede causar insomnio, pérdida de apetito y estreñimiento.

En el pasado, se le ha asociado con la religión, principalmente entre adultos musulmanes. Incluso hoy día se utiliza para fines rituales. En algunas zonas del país todavía se le considera sagrado y la gente reza antes de empezar a masticarlo. Actualmente, su uso se extiende a diferentes grupos sociales, independientemente de su edad, religión o nivel socio-económico. En áreas urbanas se usa como pasatiempo y actividad de ocio. El chat tiene un importante contenido social y es normal consumirlo en bodas, funerales o eventos de trabajo. También se suele servir para dar la bienvenida a invitados y tenerles entretenidos. Masticar chat puede ser bastante ceremonioso y a veces lleva aparejado una elaborada ceremonia del café y quema de incienso.

Su consumo es legal en Etiopía.

Foto: http://www.healblog.net/wp-content/uploads/Ethiopian-Khat-300×187.jpg

Zenne, la honestidad puede matarte

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Un día de verano de 2008, Ahmet Yildiz salió de casa para comprar un helado que nunca se comería. Tenía 26 años cuando aquella bala inesperada le paró el corazón. El novio de Ahmet presenció la escena desde la ventana. Su presunto asesino, su padre, todavía sigue en busca y captura por la policía turca. Ahmet es la primera víctima homosexual de un crimen de honor que recibe tanta atención mediática. La familia nunca reclamó su cuerpo para darle un entierro musulmán digno, lo que confirma su vergüenza y deshonra. A Ahmet se le dio la “oportunidad” de volver a su pueblo para “curarse”, pero él se negó. El cuerpo del joven yace en el cementerio de los sin nombre.

Caner Alper y Mehmet Binay, pareja desde hace 14 años, han dirigido conjuntamente Zenne Dancer, inspirada en la trágica historia de su amigo. La película toca muchos temas espinosos de la sociedad turca contemporánea. Aunque Turquía es el único país musulmán en el que se celebra el Orgullo Gay, la comunidad LGBT[1] del país sigue siendo víctima de abusos y discriminación. Otro ejemplo más de que la legalización de la homosexualidad no se traduce necesariamente en la aceptación por parte del ciudadano de a pie.

En Zenne se explora la difícil decisión de si revelar o no la identidad sexual en una sociedad patriarcal de corte tradicional y las consecuencias que esto conlleva. Asimismo, la película denuncia la violencia y el abuso a la que el ejército turco somete a los hombres homosexuales. En Turquía, todo hombre está obligado a cumplir el servicio militar, excepto si se es gay. Según el reglamento de salud de las Fuerzas Armadas, la homosexualidad es una “desviación psicológica y sexual”. Sin embargo, no basta con declararse gay, hay que aportar pruebas de la orientación sexual de uno. Estas incluyen prácticas tan denigrantes como dejarse hurgar el ano, o tener que aportar fotos o vídeos en los que se distinga claramente la cara y se esté siendo penetrado por otro hombre. Una vez hecha pública la película, un portavoz del Ministerio de Defensa declaró bajo anonimato: “No puedo confirmar que definitivamente no pasa, pero no tenemos la información de que ese tipo de cosas suceden”.

Zenne ha sido galardona con 5 premios en el Antalya Golden Orange Film Festival, el festival cinematográfico más prestigioso de Turquía. Lleva varias semanas en las pantallas turcas y está previsto que durante este año sólo se exhiba en Festivales Internacionales. Mientras llega a nuestros cines (que, en mi caso, no llegará) y antes de poder juzgar lo buena que esta película puede ser, hay que reconocerle el logro de haber iniciado en Turquía el debate sobre un tema todavía tabú: la homosexualidad, y los derechos de la comunidad LGBT; así como la valentía de haber mostrado este tema sin rodeos, presentándolo de una manera directa en relación a las tradiciones y las instituciones de la familia, el estado y el ejército. Y ojalá Zenne marque un punto de inflexión en el cine turco, y los homosexuales empiecen a dejar de ser ridiculizados en papeles secundarios para pasar a desempeñar papeles protagonistas merecedores de respeto.

Trailer de la película (en inglés)


[1] Lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero.


Valle del Rift (II): Timkat

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Las calles de Yirgalem estaban vestidas de blanco y muchedumbres de creyentes se aglomeraban en distintos puntos del pueblo. A mí no me hubiera importado bajarme del coche y esconderme en un rincón a oler discretamente el festival de Timkat. Para regocijo mío y frustración de otros, a la salida del pueblo nos encontramos de frente con una de las tan temidas procesiones que tanto nos empeñábamos en evitar. Hubo que parar el coche y esperar a que pasara la tempestad.

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Timkat celebra el bautismo de Cristo durante tres días aunque la Epifanía cristiana ortodoxa tiene lugar el 19 de enero (o el 20, en años bisiestos). La noche previa, las iglesias Trip Yirga Alem 180sacan a pasear sus réplicas del Arca del Convenio (lugar sagrado donde se guardaban las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos y que el rey Salomón legó a su hijo, fruto del amor con la reina de Saba), llamadas tabots en ge’ez, para llevarlas al lugar con agua más cercano. Esa noche es noche de vigilia. Incondicionales feligreses y sacerdotes vencen al sueño alrededor de los tabots. A la mañana siguiente, innumerables devotos se agrupan alrededor del agua, a la espera de ser salpicados por ella una vez bendecida. Éste es también el momento en el que se renuevan votos. El tabot es entonces conducido de nuevo hacia la iglesia de origen en una procesión animada por cantos y danzas. Momento que pudimos disfrutar desde una platea improvisada. Ese mismo día tendríamos la suerte de presenciar,  también desde el coche, la magia de la celebración nocturna: una modesta multitud de velas vestida de blanco.

Dicen que los mejores sitios para disfrutar de este festival son Gondar, Lalibela y Addis, pero yo prefiero la intimidad de los nombres chiquititos, lejos de las aglomeraciones.

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Enlace

Santo Padre:

Me atrevo a dirigirme directamente a Usted pues mi corazón sangra de frustración tras su visita a tierra beninesa y su discrepancia hacia religiones distintas a la suya. Le agradeceré sepa disculpar el tono de esta carta que no busca ofender sino comprender. Intentaré ser lo más clara, breve y objetiva posible.

En primer lugar, nos pide con su visita que abandonemos y condena todo lo referente a la magia y brujería olvidando que su propia religión parece tener elementos de las mismas. Según cuentan las escrituras Jesús curó a paralíticos y ciegos, resucitó a muertos e incluso a sí mismo, multiplicó panes y peces y exorcizó a endemoniados. Por otro lado, ¿cómo es posible que alguien se quede embarazada siendo virgen y que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean todos Dios pero que, sin embargo, en su religión no haya tres dioses sino uno? ¿Y la división del Mar Rojo también se hizo sin la ayuda de magia ni brujería? Me da la impresión que en estos casos la diferencia entre el catolicismo y el vudú es semántica y que lo que usted llama “milagros” en un sitio lo llama “magia” o “brujería” en otras partes del mundo.

En segundo lugar, pide Usted a los líderes africanos que no priven a sus pueblos ni de esperanza ni de futuro. Usted, que privó a tantos niños, ahora adultos, de ambas cosas siendo cabeza de la Congregación de la Doctrina de la Fe en Estados Unidos en los años noventa. Usted, que durante tantos años de vergüenza apaciguó la sed pedófila de sus sacerdotes afectándoles a distintas iglesias, incluso de distintos países, según iban llegando a sus oídos casos de abusos infantiles. Usted, que ahogaba el grito de unos con las lágrimas de los siguientes. Habla Usted de futuro mientras utiliza la magia más negra para acabar con el de millones de africanos, afirmando en el 2009 que el simple reparto de condones acelera la propagación del VIH.  Se permite hablar de esperanza mientras pisotea los derechos de mujeres y homosexuales.

En tercer lugar, le pide a sus obispos y sacerdotes que no entren en política. De eso ya se encarga usted y sus nuncios, supongo. ¿O estamos presenciando un momento histórico y el Vaticano no volverá a hacer uso de su estatus de observador permanente en el seno de Naciones Unidas para influir las políticas que no se ajustan a sus creencias retrógradas referentes al sida, la mujer o la planificación familiar? ¿Realmente renuncia a este privilegio histórico del que ninguna otra religión goza? ¿Significa esto que la Iglesia se aparta de una vez por todas del poder político y ya no volverá a apoyar a dictadores ni a inmiscuirse en las guerras de otros?

Finalmente, me gustaría señalar la ironía (o insolencia) de firmar la exhortación apostólica Africae Munus (El esfuerzo de África) en la basílica de la Inmaculada Concepción de Ouidah, primera catedral de África Occidental y punto de partida de su evangelización. Construida en suelo considerado sagrado por la religión vudú. Construida en tierra donde tradicionalmente se hacían ofrendas a nuestros dioses. ¿Y con esta exhortación apostólica pretende promover la reconciliación, la justicia y la paz? Yo me pregunto, le pregunto, ¿Cómo puede haber reconciliación donde hay imposición de valores considerados superiores, justicia sin reconocimiento de los derechos fundamentales de todas las personas y pueblos, y paz sin tolerancia ni respeto a otras culturas y religiones?

Termino, Santo Padre, invitándole humildemente a la reflexión que espero le lleve al reconocimiento de las semejanzas que nos unen y la aceptación de las diferencias que nos separan. La convivencia de creencias religiosas es posible. Su predecesor, sin ir más lejos, practicaba un antiguo rito vudú, el del beso en el suelo.

Con la esperanza de ser escuchada, se despide atentamente:

Una africana vudú

Pd. Su Santidad puede dormir tranquilo. La que suscribe no tiene la más mínima intención de clavarle ninguna aguja a ningún muñeco hecho a su imagen y semejanza.  Eso se lo dejo a las películas…

Meskel: festival de la cruz

El 27 de septiembre celebramos el día en que a una tal Helena, emperadora, reina o santa, mujer o madre de Constantino el Grande (las fuentes no lo tienen muy claro), le dio por soñar que el humo de una hoguera la llevaría hasta la cruz donde Jesucristo fue crucificado. Bueno, en realidad se celebra el descubrimiento de la susodicha. Si a Machado le hubiera dado tiempo a nacer le hubiera dicho aquello de:

– ¿Mi cruz?

– No, La Cruz. La tuya guárdatela y ven conmigo a buscarla.

Y la encontró (milagro, milagro). Así que nosotros, a celebrar, que no me sé los detalles de la historia pero seguro que su trabajo le costaría, y más con tanta humareda. Además, este festival se celebra desde hace más de 1.600 años así que donde fueres…

Parece ser que la famosa cruz se encuentra en el remoto monasterio de Gishem Mariam, en una montaña de la región de Welo. Si yo fuera ellos hubiera hecho de este monasterio un lugar de peregrinación y ya tendría el negocio montado. Que estas cosas siempre dan buen resultado. Y, si no, que se lo pregunten a Lurdes o Santiago de Compostela. Aunque igual me estoy haciendo la listilla y ya tienen la cruz más que explotada.

Sin embargo, lo mejor de este festival es que después de Meskel (que literalmente significa “cruz” en amárico) se acabaron las lluvias (¡yupi!). Yo tenía mis dudas, sobre todo porque el mismo día 27 no paró de llover en todo el día, no sé si con premeditación pero sin duda con ensañamiento. Yo le decía a la gente bromeando que llovía tanto porque había que deshacerse de todas las lluvias antes del día 28 y, como este año no ha llovido como otros, pues había que ponerse al día a última hora. Lo gracioso es que el día 28 amaneció con un sol espléndido que aún no ha dejado de brillar. Por la noche sigue haciendo frío, pero no tanto.

Yo tenía muchas ganas de ver este festival, sobre todo porque me habían asegurado que Meskel, junto con Timkat en enero, son los dos festivales etíopes que más merecen la pena. Pero como este país está lleno de imprevistos, desgraciadamente no pude disfrutarlo como me hubiera gustado. Llovió tanto durante el día que no se podía salir de casa. Cuando por fin amainó un poco decidimos aventurarnos hacia la plaza de Meskel. De camino hacia allí la lluvia volvió al ataque así que tuvimos que refugiarnos en un bar, donde pudimos ver parte de la ceremonia en la tele. Estaba claro que nada ni nadie les iba estropear el festival, así que allí estaba todo el mundo con su paraguas, aguantando el chaparrón, y nunca mejor dicho. Cuando la lluvia volvió a darnos tregua reanudamos nuestra marcha. Sin embargo, para cuando llegamos a nuestro destino se había hecho tan tarde que resultó imposible hacerse sitio entre la multitud para atisbar lo que estaba pasando en la plaza. Tras esperar algo más de una hora a que cambiara nuestra suerte, decidimos tirar la toalla e ir a cenar.

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Por la noche habíamos planeado ir al hotel Ghion, donde habría una espectáculo de bailes y cantes típicos. Allí que nos acercamos después de la cena para acto seguido darnos media vuelta. Cobraban muy cara la entrada y ninguno de los que íbamos estábamos dispuestos a pagar un precio tan alto. Así que con las mismas nos fuimos a casa.

De camino, ya en el coche, pude divisar algunas fiestas de barrio. La tradición manda que se celebre Meskel con hogueras a las que se les suele poner una cruz en lo alto que se decora con flores (normalmente la flor tradicional, que también se llama Meskel, de color amarillo y de la familia de las margaritas). Por la noche bendicen las hogueras antes de prenderles fuego y luego cantan y bailan alrededor de ellas.

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Me recordaron a la fiesta de San Juan de mi pueblo cuando, de enana, todos los chiquillos del barrio nos pasábamos el día buscando ramas para la hoguera de por la noche. Y hasta hacíamos competiciones entre los renacuajos de los barrios vecinos a ver quién hacía la hoguera más grande. Recuerdo que un año unos vecinos, que tenían una carnicería, nos invitaron a todos a morcillas, salchichas y longanizas riquísimas que, seguramente, asamos en nuestra hoguera y nos comimos con gula y agradecimiento. Era bonito aquel sentimiento de comunidad, de pertenencia a un grupo sin identidad definida cuyo único requisito de admisión recaía en la ubicación de tu casa.

Aquella noche me quedé con las ganas de bajarme del coche e unirme a alguna de las fiestas de barrio que nos encontramos. Me hubiera gustado dejar de ser ferenji para poder unirme a sus bailes y cánticos. De repente, sentí la necesidad de volver a respirar ese sentimiento de comunidad, de felicidad compartida. Desafortunadamente, tuve que conformarme con escucharlos desde mi cama, cerca, muy cerca y, sin embargo, lejos, muy lejos… Todavía tengo gusto a arrepentimiento por no haberme separado del grupo con el que iba y haberme unido a otro con el que probablemente hubiera tenido más cosas en común, aunque no les conociera de nada.

Melkam Addis Amet!

O, lo que es lo mismo, ¡Feliz Año Nuevo!

IMG_0461El 11 de septiembre de 2011 Etiopía entró en el 2004, aunque parezca confuso. Yo no llevo el suficiente tiempo aquí como para que me hiciera efecto aunque sí noté el ambiente en las calles los días previos a la llegada del nuevo año. Grupos de niños se acercaban con instrumentos improvisados y te rodeaban, cantando y dando palmas, esperando su aguinaldo particular. Al principio pensaba que venían a mí por ser blanca, pero pronto me di cuenta que poco importaba el color de la víctima y que, además, esta práctica era algo pasajero. Por otro lado, de la noche a la mañana surgieron puestos temporales en los varios mercados que hay cerca de casa. Tenderetes de plástico, algunos con música, otros con artículos de regalo, animaron las calles durante unos días. El ambiente era sin duda festivo.

El mismo día de Nochevieja (que seguro que tiene un nombre diferente que yo desconozco) los mercados estaban atestados de gente que se apresuraban a hacer las últimas compras. Este año, sin embargo, mucha gente ha tenido que comprar sustitutos a los ingredientes del menú tradicional debido a la subida excesiva de los precios. A esto hay que añadir la escasez de productos básicos, como la harina para hacer el pan tradicional casero, llamado difi dafo, pieza clave del menú festivo, o huevos, ingrediente fundamental del doro wot, el guisado tradicional en estas fechas. Parece ser que ha habido una reducción en la oferta de trigo, debido a que la mayoría de la producción local se ha destinado al consumo y no a la venta. La escasez de huevos se achaca a que las gallinas no ponen tantos huevos en la estación de lluvias.

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Mercados y calles también se vistieron de palos de madera, la flor nacional, llamada meskel, que sólo se encuentra por estas fechas, y manojos de hierbas que mi ignorancia llama paja verde. Algunos países reciben al nuevo año con uvas, otros con lentejas, y aquí lo reciben con hogueras. Las prenden en los barrios o en las casas, dentro o en la puerta, según dicte el espacio de la vivienda. Además, en la entrada de las casas y establecimientos comerciales esparcen esta paja verde, creo que para ahuyentar a los malos espíritus. No me quedó claro si la flor también la esparcen por el suelo o la utilizan como elemento decorativo. Tampoco me quedó claro si su medianoche es a las 6pm o a las 6am. Mi lógica me dice que deberían despedir el año a las 6 de la mañana; aunque, como es lógico, mi lógica deja de ser lógica cuando la sacan de contexto.

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El día de año nuevo ayunan hasta el mediodía, cuando disfrutan de la comida tradicional, a saber, doro wot y difi dafo. Doro wot significa literalmente “guisado de pollo”. Esta comida se hace con aceite, mantequilla, especias, ajo, huevos y cebollas rojas. El difi dafo es el pan casero tradicional que he comentado más arriba. Yo tuve la suerte de poder disfrutar de una comida tradicional en casa de unos etíopes amigos de mis anfitriones. Además de doro wot, también había queso casero, acelgas y kifto beats, que no es más que carne picada, normalmente de cordero o ternera, que se sirve templada pero cruda, y suele estar marinada con mantequilla, pimienta y a veces tomillo. Puede sonar repugnante pero la verdad es que está buena. En Addis hay restaurantes que prácticamente solo sirven kifto beats.

Después de la comida es costumbre visitar a los amigos y familiares. También es típico vestirse con el traje tradicional, que cambia según al grupo étnico al que se pertenezca. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue ver las montañas de pieles de corderos amontonadas y alguna que otra cabeza de toro esparcida por las calles, esperando a ser compradas, muestra sin duda del banquete que recibió al 2004 en muchos hogares.

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La máquina del tiempo

Cuando un@ viene a Etiopía no sabe si viaja al futuro, vuelve al pasado, o vive en una dimensión horaria paralela. Este país está tres horas por delante del horario GMT/UTC pero varios años por detrás del calendario occidental. Y esto es sólo el principio…

copte calendar El calendario etíope está basado en el calendario copto, que sigue en vigor en el actual Egipto. Este consta de 13 meses: 12 meses de 30 días cada uno más 1 mes de 5 ó 6 días. El calendario etíope también sigue el sistema juliano, lo que significa que cada cuatro años se añade un día (¡pero no de manera acumulativa!), de ahí que el número de días del decimotercer mes varíe entre 5 y 6. Este año, como es bisiesto, tendrá 6 días. Un punto a su favor es que el calendario etíope nunca ha seguido los caprichos de los innumerables papas y sus diferentes versiones del cristianismo, al contrario que los países occidentales que, hasta nuevo antojo, siguen el calendario gregoriano (establecido por Gregorio XIII en 1852). Todo esto significa que Etiopía está 7 años y 8 meses por detrás del calendario gregoriano por lo que hasta el 12 de septiembre de 2007 no celebraron la entrada al nuevo milenio. Todos los documentos oficiales siguen el calendario tradicional. Parece, por tanto, aconsejable familiarizarse con él por lo que ya he encargado un calendario etíope que espero recibir pronto.

Por si esto no fuera lo suficientemente confuso, los días tampoco siguen el sistema de 24 horas, sino el de 12 horas de Oriente Medio, en el que las horas empiezan a contarse desde el amanecer. De esta manera a las 6am en Etiopía son las doce, a las 7am la una, a las 8am las dos y así sucesivamente. El sol se pone a las 6pm, que para ellos son las doce. A las 7pm, la una y vuelta a contar. Además, los etíopes no usan “am” y “pm” sino “mañana”, “tarde” y “noche”. El sistema occidental de 24 horas sólo se utiliza en el mundo de los negocios, por lo que a partir de ahora no estará de más preguntar “Be habesha / ferenj akotater no?” (Hora etíope / occidental?) para evitar sorpresas a horas indeseadas.