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Entre luces y sombras

LesLumie-resdeTyr-couvEl lunes por la mañana pones el microondas y salta el automático. Te vistes de mala gana y bajas los cuatro pisos andando para salir hasta la calle, donde está el cuadro de mandos. El miércoles por la noche enchufas el secador y salta el automático. A tientas buscas el móvil para utilizar la linterna y te vistes de mala gana para bajar los cuatro pisos andando y solucionar el problema. El sábado pones la lavadora y salta el automático. Te parece raro porque es la primera vez que pasa. No hace falta que te vistas porque ya estás vestida, así que bajas los cuatro pisos andando y subes el automático que, juguetón, se vuelve a bajar automáticamente. Lo intentas varias veces, pero el chirimbolo de plástico se te resiste. Subes los cuatro pisos andando y buscas el culpable. Desenchufas el frigorífico y vuelves a bajar los cuatro pisos andando. El automático sigue de capa caída y se niega a mantener la cabeza alta. Vuelves a subir los cuatro pisos andando y juegas a los detectives. Desenchufas el agua caliente y vuelves a bajar las escaleras cagándote en la madre que parió a esos mamones chicharreros que te están chingando la existencia**. Parece que el automático se decide a colaborar. Subes los cuatro pisos en ascensor, faltando a tus principios, y te miras la cara de mala hostia en el espejo.

Seis meses más tarde ya te has hecho amiga de la bruja avería que te ha chivado a cuántos amperios tiene derecho tu piso. Has aprendido a enchufar y desenchufar lo necesario. Ya no te sorprende quedarte a oscuras a las seis de la tarde, y esperas paciente que dentro de unos segundos, o unos minutos, el grupo electrógeno cumpla su función. A veces te sonríes pensando en los protagonistas de “Las luces de Tyr”, la historia ficticia de un grupo de niños que por la noche se vestía de superhéroes para subir los automáticos del vecindario durante la guerra civil libanesa. Y hasta te has bajado la aplicación del móvil que te avisa de a qué hora cortarán la electricidad ese día para poder hacer tus cálculos y asegurarte de que tu compañera de piso no se ha vuelto a dejar el microondas enchufado. Qué orgulloso está el gobierno de esta aplicación, bromea una amiga. Ya podían hacer una para avisar cuándo pondrán la próxima bomba. Y me río con ganas aunque en seis meses todavía no me haya acostumbrado a ellas.

- Lo que yo te diga, Mohammed, sólo hay que organizarse. Es una verdadera misión para salvar el Líbano, le gente no tiene por qué bajar y subir la seis pisos en plena noche. En cuanto haya un corte de electricidad, nosotros estaremos preparados para restaurar la energía.  ¿Entiendes? - Creo que sí…

– Lo que yo te diga, Mohammed, sólo hay que organizarse.
Es una verdadera misión para salvar el Líbano, le gente no tiene por qué bajar y subir seis pisos en plena noche.
En cuanto haya un corte de electricidad, nosotros estaremos preparados para restaurar la energía.
¿Entiendes?
– Creo que sí…

¡Feliz 2014!

** Albert Pla

Clichés Beirut 1990

Mi madre se piensa que trabajo en una trinchera y que todos los días me juego la vida. Es lo que les pasa a las madres que no entienden en qué demonios trabajan sus hijos y se montan películas en su cabeza para hacer su trabajo de madre todavía más difícil. Hay otras madres que no tienen ningún reparo en mandar no a uno, sino a dos, de sus hijos a la guerra. No seré yo la que ponga en duda la capacidad de ser madre de nadie. Bien podría haber sido una estratagema para deshacerse de su descendencia.

Cliches Beyrouth 1990

Personalmente, Bruno y Sylvain me parecieron bastante insoportables. Dos adolescentes malcriados que deciden, allá por los años 90, irse al Líbano, en plena guerra civil, para ayudar. Me recordaron a alguien a quien oí decir una vez que siempre había soñado ir a África para erradicar la pobreza del mundo. Hay gente que debería estar condenada de por vida a quedarse en su salón comiendo palomitas y viendo El rey león. Serían mucho más útiles a la humanidad.

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Los dos hermanos, no sólo tienen el consentimiento paterno para ofrecer sus, sin duda invaluables, servicios en un país en guerra, sino que también disfrutan del beneplácito de la tía que trabaja con la Cruz Roja libanesa. Para que luego hablen de familias disfuncionales. Y lo peor de todo es que, casi quince años más tarde, deciden escribir una novela gráfica y jactarse de su aventura. Y te cuentan cómo no llamaron a sus padres durante toda su estancia en el Líbano, cómo se aventuraron en zonas de conflicto, cómo celebraban los obuses que les pasaban por encima y cómo no entendían que nadie aceptara sus servicios. Como si la guerra fuera un juego y ellos dos héroes inmortales que están por encima de los horrores que ésta conlleva.

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Las únicas viñetas que disfruté fueron las del principio del tercer capítulo en las que un sacerdote les pone los puntos sobre las íes. Traduzco parte del diálogo:

– ¡Aquí tenemos a los dos franceses que vienen al Líbano para ayudar! ¿Qué sabéis hacer? ¿De qué favor vuestra misericordia nos dará limosna?

– ¿Y por qué no decir más bien que habéis venido aquí para pagaros un escalofrío barato?

– Claro que sí, habéis venido para poder haceros los valientes cuando volváis a casa. ¡Para poder decir que habéis visto la guerra! ¿No?

[…]

– ¡Venga, marchaos! Aquí hay gente que consagra toda su vida a los demás durante todo el año y sin pensar en ellos mismos. No tenemos tiempo para perder con vosotros.

– Nos molestáis. No nos hacéis ningún favor. ¡Volved a Francia! ¡Aquí no tenéis nada que hacer!

Y alguno, como yo durante una milésima de segundo, pensará que esta conversación les abrió los ojos. Pero no. Se marchan con un “¿pero quién es este facha?” Y cierran la novela gráfica (casi cien páginas más adelante) con la despedida de la tía que les asegura que con sólo su presencia ya han hecho bastante. Que su visita ha ayudado a mucha gente a darse cuenta que el mundo exterior no olvida al Líbano. Ellos se marchan con la sensación de haber sido útiles. Y, orgullosos, escriben su aventura una vez adultos para darle de comer a su ego. Su tía, que les debe querer mucho, les cierra la novela con una carta que bien podría servir de recomendación al premio Nobel de la Paz.

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Una verdadera lástima que no haya más Sylvaines y Brunos en el mundo.

De verdad que sí.

PD. Gracias Javier por haber pensado en mí para el Premio Liebster. Lo acepto con mucho gusto pero por desgracia no podré seguir la cadena. Este trabajo no me deja tiempo para los placeres terrenales (ni de ninguna otra clase, la verdad).

Alison Bechdel: la tragicomedia de su vida

funhome3«Fun home cuenta la historia de cómo mi padre, que vivió ocultando su homosexualidad, se suicida unos meses después de que yo saliera del armario y les dijera a mis padres que era lesbiana.» – Alison Bechdel

Así describió la autora su primera novela gráfica, Fun home: una familia tragicómica, publicada en 2006, en la conferencia anual Paumanoken de la Universidad de Long Island. Un resumen tristemente simplificado e injusto. Porque aunque la historia cuenta la muerte de su padre (¿realmente fue un suicidio?), que era homosexual, y la salida del armario de la autora; esto es sólo un detalle más de una autobiografía que narra la historia de una familia compleja donde las dinámicas padre-hija-madre-hija-marido-mujer se ven fuertemente marcadas por la doble vida del padre (consecuencia directa de la renuncia de su orientación sexual).

- Necesitas un collar de perlas. - ¡Ni hablar! - ¿De qué tienes miedo? ¿De estar guapa? ¡Póntelo! ¡Maldita sea! -¡Déjame en paz!

– Necesitas un collar de perlas.
– ¡Ni hablar!
– ¿De qué tienes miedo? ¿De estar guapa? ¡Póntelo! ¡Maldita sea!
-¡Déjame en paz!

Y la frustración de la madre (que murió en mayo de este año).

Puede que le gustara el poema porque su juxtaposición de la catástrofe con un interior de felpa resume la vida con mi padre en pocas palabras. - La muerte de papa no fue una nueva catástrofe sino una vieja que se fue desencadenando poco a poco durante mucho tiempo.

Puede que le gustara el poema porque la juxtaposición que muestra entre la catástrofe y un interior de felpa resume la vida con mi padre en pocas palabras.
– La muerte de papá no fue una nueva catástrofe sino una vieja que se fue desencadenando poco a poco durante mucho tiempo.

La frialdad de ambos progenitores hacia sus hijos, el padre porque nunca quiso tenerlos y la madre porque quizás esté transfiriendo a sus hijos los sentimientos que siente hacia su marido.

Mi madre debió bañarme cientos de veces, pero es a mi padre aclarándome con la taza púrpura de metal a quien recuerdo mejor.
El calor del agua mientras resbalaba por mi piel.
El repentino frío insoportable de su… ¿Fue un buen padre? Quiero pensar que sí.

La falta de cariño que empaña los cristales del hogar.

fun_homeTemas que volverán a aparecer en su segunda novela gráfica, ¿Eres mi madre?, publicada en 2012, donde se centra en la relación con su madre.

Cuando mi madre dejó de darme un beso de buenas noches de repente, me sentí como si me hubiera abofeteado. -Buenas noches. Pero yo era estoica. Y me negué a reaccionar.  - Buenas noches. Si siete años era ser demasiado mayor, yo lo era.

Cuando mi madre dejó de darme un beso de buenas noches de repente, me sentí como si me hubiera abofeteado.
-Buenas noches.
Pero yo era estoica. Y me negué a reaccionar.
– Buenas noches.
Si siete años era ser demasiado mayor, yo lo era.

La necesidad de sentirse aceptada.

- No entiendo por qué estás siempre tan pálida. Parece que estás enferma. A los ocho anos, empecé a robarle a mamá su colorete.

– No entiendo por qué estás siempre tan pálida. Parece que estás enferma.
A los ocho años, empecé a robarle a mamá su colorete.

Y lo difícil que fue escribir su primera novela.

... Mi miedo a que mi madre encontrara estas memorias sobre ella "enfadadas". Otra dificultad añadida fue el hecho de que la historia entre mi madre y yo se iba descubriendo conforme las escribía. - ¿Viste el articulo del hijo de Mendelsohn sobre Memoria en el The New Yorker? - Mmm... no. - Está bien. ¿No fue ese quien te quitó aquel premio? - Mmm... sí.

… Mi miedo a que mi madre encontrara estas memorias sobre ella «enfadadas». Otra dificultad añadida fue el hecho de que la historia entre mi madre y yo se iba revelando conforme la escribía.
– ¿Viste el artículo del hijo de Mendelsohn sobre Memoria en el New Yorker?
– Mmm… no.
– Está bien. ¿No fue ése quien te quitó aquel premio?
– Mmm… sí.

Dos novelas estrechamente relacionadas entre sí, escritas con ingenio y sarcasmo, que pueden leerse por separado y en cualquier orden. De un tirón, o saborearlas despacio. ¡Quién me iba a decir a mí cuando era una adolescente idiota que menospreciaba los cómics, que me iba a hacer fan de las novelas gráficas, y que iba a encontrar buena literatura en ellas!

Y me niego a dejar marchar ese último, tenue vínculo.

Y me niego a dejar marchar ese último, ligero vínculo.

PD. Traducción libre de una servidora.

Premios literarios “Entre el olvido y la memoria”

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El pasado Día del Libro, nuestro querido Miguel estrenó la I Edición de unos premios literarios que comparten nombre con su blog: Entre el olvido y la memoria. Y tuvo el detallazo de concederme uno de ellos en la categoría «la tía más plasta» “Cuaderno de viaje”. Lo que hace especial este premio es que viene sin cadena lo ha creado él y se ha molestado en formar un jurado y todo. Mil gracias de nuevo.

En la gala de entrega no se nos dejó ser receptores pasivos del premio, y se nos invitó a recomendar un libro que mereciera ser recomendado. Llevo una racha tirando a pésima en lo que a lecturas se refiere, así que me ha llevado unos días desperezar las neuronas para que desempolvaran alguno de los libros que disfruté en su día. Me vinieron unos cuantos a la cabeza, todos muy intelectuales, pero he decidido dejar a un lado la cultura y hacer un poco de proselitismo inofensivo.

world unseenParece ser que «The World Unseen», de Shamim Sarif, no está traducido al español. Le he preguntado a Amazon España y me dice que tienen el libro original en versión Kindle, pero ni rastro de una posible traducción. Lo siento por los que no leéis inglés. Se hizo una película basada en este libro pero no la recomiendo. Me pareció una verdadera castaña pilonga.

«The World Unseen» está ambientado en Sudáfrica en los años 1950, durante el recién instaurado régimen del apartheid. Amina es una mujer que vive descartada de las normas sociales que le imponen, por un lado, la comunidad india a la que pertenece y, por otro, la sociedad racista que le ha tocado vivir. Desafía sus tradiciones llevando una vida independiente y no ocultando su orientación sexual. Y le hace un corte de mangas ficticio al gobierno racista que se acaba de instaurar en Sudáfrica abriendo un negocio junto con un socio negro. Miriam es la mujer casada y con hijos de la que Amina se enamora.

Lo que me gustó de este libro es que no es una historia de lesbianas. Los sentimientos que ambas van experimentando por la otra forman parte de la historia, pero no son la historia. Se habla del contexto político de aquella época en Sudáfrica, de historias de amor entre blancos y negros, de blancos que ayudan a negros y viceversa, de represión, de frustración, de odio. Es un libro de prosa ligera, a pesar de que lo que cuente no lo sea tanto. Es una pena que la película sólo muestre la historia de amor entre las dos mujeres y deje a un lado los muchos matices y otras historias que el libro sabe hilvanar tan bien.

Puede que «The World Unseen» no sea una obra literaria (aunque se haya llevado un par de premios), pero una de las cosas que hace muy bien es integrar una historia de amor entre dos mujeres de una manera natural, con unos personajes muy creíbles y un final totalmente realista. Si tenéis un par de ratos y el idioma no os lo impide, dedicadlos a leer este libro. Y si eres hetero, no te preocupes, que este libro no tiene efectos secundarios, y leerlo no te convertirá en homosexual. Clínicamente probado.

Los siete pecados capitales de la lectura

Los siete pecados capitales de la lectura

Desde Avernolandia me llegan gritos de pecadora. No seré yo quien tire la primera piedra (yo sólo tiro toallas), así que asumo mi culpa con resignación y confieso mis siete pecados capitales de la lectura. Gracias, Nieves, por condenarme al infierno. Me han dicho que es donde mejor se está.

Avaricia: ¿cuál es tu libro más caro y el más barato?

Pawel KuczynskiAunque me encanta leer, soy bastante tacaña cuando se trata de gastarme los dineros en libros. Soy de las que tienen un millón de carnés de biblioteca en el bolso y las visita todas porque lo que no se encuentra en una, se encuentra en otra. Estoy mejorando con los años y ahora aprovecho mi paso por distintos países para comprar literatura nacional difícil de conseguir fuera de las fronteras de los mismos.

Si descarto diccionarios y libros de texto, creo que el libro más caro que me he comprado nunca (o, por lo menos, últimamente) fue «Memoria de unos ojos pintados» de Luis Llach, recomendado por La Librería de CheloPawel KuczynskiMe costó unos 25 euros y me pareció bastante caro. Los libros más baratos que he comprado nunca fue durante mi época de estudiante; aquéllos que recogí del mercado de Toulouse cuando, al desmontarlo, dejaban el suelo cubierto de verduras y libros que ellos mismos consideraban no aptos para la venta. También he comprado muchos libros a menos de diez céntimos de euro en tiendas de la caridad de Reino Unido y tiendas de segunda mano en Francia.

Ira: ¿con qué autor tienes una relación amor-odio?Pawel Kuczynski

Vargas Llosa. No soporto su prepotencia y, aunque no me gusta todo lo que he leído de él, reconozco que escribe bien. Con Pérez-Reverte me pasa algo parecido. Creo que ambos tienen un ego demasiado grande.

Gula: ¿qué libro te devoras una vez tras Pawel Kuczynskiotra?

Hoy día, sólo releo poemas. Tengo demasiados libros pendientes y poco tiempo para leer. Libros que releí de adolescente: Love Story, El club de los poetas muertos y Mi planta de naranja lima.

Pereza: ¿Qué libro no has leído por flojera? Pawel Kuczynski

Muchos, pero no por flojera sino porque no me enganchaban. He intentado leer un par de veces Rayuela, de Cortázar, pero lo encuentro insufrible. Es de esos libros con pasajes magníficos pero que no soy capaz de leer de un tirón. Tampoco he conseguido acabar ninguno de Sartre ni Harry Potter.

Orgullo: ¿De qué libro hablas para sonar Pawel Kuczynskiintelectual?

Después de haber confesado los libros que releía en mi juventud, es difícil hacerse la intelectual (afortunadamente no he tenido que responder a qué película me tragaba una y otra vez cuando era moza). No hay nada peor que sonar intelectual sin serlo. A evitar.

Lujuria. ¿Qué encuentras atractivo en los personajes femeninos o masculinos?

La inteligencia, supongo. Nunca me he parado a pensarlo. De hecho, ahora mismo, no me viene a la mente ningún personaje de libro que me haya parecido atractivo. O igual es que no entiendo bien la pregunta.

Envidia: ¿Qué libro te gustaría recibir cómo regalo?Pawel Kuczynski

Yo nunca le haría ascos a ningún libro, y menos si es regalado, así que no dudes en ponerte en contacto conmigo si tienes alguno en mente.

Estos son mis siete pecadores (el orden de los factores no altera el producto, aunque no cuadren las cuentas):

La librería de Chelo, porque no nominarla sería pecado.

Chocolate Bailable, porque quiero saber que lee una mente tan creativa.

Mi cuarto de atrás, porque me encanta su estilo y me gustaría saber de dónde se nutre.

Cuadernos de todo, porque Paula es una lectora empedernida con un Pawel Kuczynskigusto exquisito por la literatura.

Una cabeza sembrada, porque es una fuente inagotable de sabiduría y quiero saber más sobre sus hábitos de lectura.

Viviendo en Fedora, porque sus cuentos chinos me tienen enamorada (y muerta de envidia, todo sea dicho de paso).

Desafectos, porque me he resistido a descubrirle durante mucho tiempo y ahora quiero que me cuente más.

Non perfect. El blog imperfecto, porque no quiero que hoy me regale una rosa sino un libro.

¡Feliz Día del Libro! ¡Feliç Sant Jordi!

Pawel KuczynskiImágenes de Pawel Kuczynski (c)

Ruanda: escribir por el deber de la memoria

… Cuanto más se estiraban las distancias / más me acercaba yo
a esta tierra natal
Desde aquel día de abril de 1994
En el que el sol se eclipsó detrás de las colinas sin previo aviso
Arrojando a los míos sin corazón al caer la noche
La tierra de mis sueños
se convirtió en tierra que me duele nombrar.
He soñado con una tierra
donde la cima de los bananeros se enorgullecen ante el sol
He soñado con una tierra
Donde la barba rubia del maíz fascina al amante que duda
He soñado con una tierra
donde por fin la palabra explota como un volcán
Largo tiempo adormecido…

« …Plus les distances s’étiraient / plus je me rapprochais
de cette terre natale
Depuis ce jour d’avril 1994
Où le soleil s’est éclipsé derrière les collines sans crier gare
Jetant les miens au tranchant de la nuit sans coeur
La terre de mes rêves
Est devenue terre que je peine à nommer.
J’ai rêvé d’une terre
Où les crêtes de bananiers s’enorgueilliront au soleil
J’ai rêvé d’une terre
Où la barbe blonde du maïs magnétisera l’amante qui doute
J’ai rêvé d’une terre
Où la parole enfin explosera comme un volcan
Longtemps endormi… »

Poema de Nocky Djenamoun. Originario de Chad, es director del Festival de Literatura Africana Fest’Africa, de Lille (Francia).   Este poema pertenece a un proyecto iniciado en 1998 llamado «Ruanda: escribir por el deber de la memoria» (« Rwanda : écrire par devoir de mémoire » Nyamirambo, ed. Le Figuier ), en el que diez escritores africanos de ocho nacionalidades diferentes fueron invitados a pasar una temporada en Ruanda para luego escribir sobre el genocidio, con la idea de preservar su memoria.

Aviso: traducción casera de La puerta entornada.


					

¿Libro electrónico o libro de papel?

El debate entre las ventajas e inconvenientes del libro electrónico es una fuente inagotable de argumentos. Mientras unos alaban el privilegio que supone acceder  a un porcentaje considerable de literatura en distintos idiomas desde cualquier parte del mundo (con acceso a una conexión de red inalámbrica); otros le critican que no huele y que nos priva de la experiencia sensorial que supone pasar las páginas de papel.

Yo tardé mucho en claudicar, pero me alegro de haberlo hecho. Y espero impaciente el día en que haya bibliotecas electrónicas en las que, por un módico abono mensual o anual, se puedan tomar prestados libros con un simple movimiento de dedo índice. Aún así, me niego a relegar los libros de papel a un segundo plano, porque no hay nada mejor que regalar (o que te regalen) un libro, y que lleve escrita una dedicatoria de tu (su) puño y letra, por muy mala que sea.

¿Por qué elegir cuando se puede tener todo?

libro electronico

Cojonudo’s Blog Award

cojonudosaward

Los rumores que corren por la blogosfera son ciertos: al Nergal se le ha ido la pinza. La prueba, que en un momento de delirio me ha concedido el Premio al Blog Cojonudo; o lo que es lo mismo, Cojonudo’s Blog Award. La verdad es que no me lo esperaba. No estaba segura de que las calabazas que le di fueran a surtir efecto. 

Para ser cojonudo, hay que cumplir los siguientes requisitos:

  1. Poner en tu blog la medallita correspondiente (hecho).
  2. Ser educado y dar las gracias a quien te nominó (¡gracias, hermoso!).
  3. Nominar a otros cinco blogs que sean cojonudos, aclarar por qué lo son (supongo que para evitar que haya tongo), y comunicárselo en persona (cibernética, se entiende). Estos son mis nominados:
    Libelia: porque soy fan incondicional de Libe Li, de su poesía, de su sensibilidad y de su cultura erótico-festiva. Blog cojonudo donde los haya.
    Diario de un fumador empedernido: porque me encanta la frescura de Aitor y no deja de sorprenderme la madurez con la que plantea muchos temas. A cojonudo no le gana nadie.
    Campiquipugui: porque «odio» la creatividad y el ingenio de Josep y porque Felipe es un tío cojonudo. El día menos pensado me lo cruzo por la calle.
    La biblioteca del fauno: porque Roberto tomó la decisión de escribir sobre lo que le diera la gana, aunque eso significara sacrificar lectores; y eso, en sí, le hace cojonudo.
    Camino a la voz del corazón: porque ser poeta en la adolescencia es cojonudo. Joel, no cambies.
  4. Contestar a las siguientes cinco preguntas (facilísimo, sobre todo para una relativista como yo a la que no le gusta tener favoritos porque los favoritismos nunca fueron buenos; así que voy a hacer uso del elemento lógico para interpretar esta regla y hacer recomendaciones cojonudas).

¿Cuál es el libro más cojonudo que has leído?
No me acuerdo, pero en su día me gustó mucho «Todo se desmorona» (Things fall apart en el original) de Chinua Achebe, que narra la destrucción de un mundo perfectamente organizado tras la llegada del hombre blanco y su religión. «Los trozos de madera de Dios» (Les bouts de bois de dieux en el original) de Ousmane Sembène. Esta novela está ambientada en Senegal en los años 40, durante la colonización francesa; y narra la lucha de los constructores de una línea de ferrocarril que van a la huelga contra sus empleados franceses. La fuerza narrativa con la que Sembène describe la lucha obrera contra el opresor y el papel de las mujeres en la huelga son realmente cojonudas.

¿Cuál es la peli más cojonuda que has visto?
¡Uf, a saber! Pero la primera que me viene a la mente es «Las tortugas también vuelan», una película iraní que se desarrolla en un campo de refugiados del Kurdistán irakí y que narra la realidad de los niños que viven allí. Me dejó emocionalmente noqueada durante más de una semana. Es una película muy dura, aviso. Se puede ver íntegramente  en Youtube y la tengo en mi lista de recomendaciones pendientes para publicar en mi página de facebook.

¿Cuál es la canción más cojonuda que has escuchado?
Probablemente «Le grand jour» de Cali, que cuenta la satisfacción que siente el protagonista de la canción cuando su novia  por fin le deja y se las pira. Letra y música cojonudas. Siempre me da la risa cuando la escucho.

¿Qué es lo más cojonudo que has hecho en tu vida?
Supongo que sacrificarlo todo (y cuando digo todo, quiero decir todo) para cumplir un sueño que me perseguía desde adolescente. Tardé tres años en tomar la decisión y ahora de lo único de lo que me arrepiento es de no haberla tomado antes; a pesar de que para cumplir ese sueño tuve pagar un precio muy alto del que me costó varios años recuperarme.

Si tuvieras que reencarnarte en un animal, ¿en qué animal cojonudo te reencarnarías?
En cucaracha, sin duda. Son insectos todo-terreno (habitan en cualquier sitio);  no hacen ascos a nada (si tienen que comerse a sus compañeras muertas por necesidad, lo hacen; aunque no se las cargan para saciarse el hambre); tienen un millón de neuronas, cuya densidad en el cerebro es diez veces mayor que en el cerebro humano; soportan dosis de radiación de 6 a 15 veces superiores a las de los humanos; y pueden llegar a vivir varias semanas sin cabeza… Que no, que estoy de coña. Volvería a reencarnarme en el ser más bello del reino animal: la mujer.

calabazas

Las calabazas que le di al Nergal

Crímenes de honor: historias de hombres que mataron

stories of men who killed

Y una va, y se lo cree. Y se pone hasta contenta de que alguien se haya molestado en investigar sobre los autores de los mal llamados crímenes de honor (donde hay crimen no hay honor). Porque siempre se habla de las víctimas, pero no de los agresores. Pero, ¿acaso algunos agresores no son víctimas, a su vez, de la sociedad, de la tradición, de sus propias creencias, de un círculo vicioso del que es difícil encontrar la salida? Los papeles de víctima y agresor demasiadas veces resultan ser dos caras de una misma moneda.

Detrás de cada persona hay una historia que merece ser escuchada. Para entender la complejidad que rodea a los «crímenes de honor» es necesario darle voz a todas las partes involucradas en los mismos y ponerlas en contexto. Así que empecé al leer el libro con la esperanza de conocer a esos hombres que se mueven por honor en vez de amor. Con la esperanza de que alguien les humanizara. Con la esperanza de comprender, que no justificar.

Pero Ayse Onal tiene demasiados factores en su contra para poder escribir un libro sobre el tema. Es mujer. Y turca. Y su condición de mujer turca que entrevista a hombres turcos que han matado a mujeres turcas «por honor» no la deja distanciarse de los sentimientos que este tipo de crímenes genera. Por lo que se pasa todo el libro debatiéndose entre centrarse en la historia de los asesinos o de las asesinadas. Y al final sólo quedan unas pinceladas de brocha gorda de la presión social a la que están sometidos y un intento fallido de contar la historia de esos hombres que mataron.

Así que la declaro culpable de haberle dado a su libro un título completamente engañoso. Pero nada más.

La escuela de la guerra

l'ecole de la guerreA veces se me olvida que el publicar un libro (o dos, o mil) no convierte a nadie en escritor. De hecho, el que un libro tenga la suerte de ser publicado no significa que merezca la pena ser leído. “La escuela de la guerra” es un libro insulso. Desalmado. Alexandre Najjar consigue narrarnos su infancia durante la guerra civil del Líbano, de 1975 a 1989, sin que nos estremezcamos. Las anécdotas que comparte dejan al lector indiferente. Al terminar el libro, uno sigue preguntándose qué es lo que la guerra le enseñó; porque, lo que está claro, es que, a escribir, no. Y me encantaría echarle la culpa a la traducción; pero no puedo, porque lo he leído en versión original.

 

Yemen, otro sueño cumplido

Desilusión

Durmiendo yo una vez 
Un caballo logró colarse en mi sueño 
Y… se durmió

Nabilah Alzubair (Yemen, 1964)

Ciudad vieja de Sana'a

Ciudad vieja de Sana’a

Vendrán más fotos, robadas desde el coche o mientras devoraba la ciudad vieja de Sana’a en un tiempo récord.  Vendrán las historias de otro sueño cumplido y un amor a primera vista. De todas las sensaciones que Yemen ha despertado en mí. He pasado aquí diez días de locura. Vuelo esta madrugada para Amán, con muchas horas de trabajo en la maleta y unas ojeras tan negras que se confunden con mis pupilas. Pero vuelvo con la sonrisa puesta por haber tenido la oportunidad de venir a este país.

El viernes vuelvo a ponerme las alas, pero esta vez las de placer, para pasearme por Estambul durante unos días y desconectar del mundo. También a pasar frío y probablemente hasta mojarme. Afortunadamente iré bien acompañada por lo que no habrá sitio para las quejas.

Mientras vuelvo y no, feliz falsedad, digo navidad.

Si la puerta de mi casa hablara…

… os invitaría a entrar.

Me encontré con este libro por casualidad, en una estantería olvidada de nuestra oficina del Líbano. Es una iniciativa de la ONG Premier Urgence. Recoge 12 textos poéticos escritos por niños palestinos del campo de refugiados Ain El Helwé, al sur del país. Lo escribieron durante talleres de escritura, supongo que organizados con motivo de arte-terapias.

Todos los textos me dieron un pellizco al corazón pero, con éste, el pellizco fue más intenso:

«Mi padre tomó esta foto a finales de julio de 2006 después del último ataque israelí.
Esta es la foto de la casa donde yo vivía con mi familia.
Esta es la foto de la casa donde yo jugaba con mis amigos.
Esta es la foto de la casa donde viví durante mi infancia.
En esta casa están mi habitación, mis cosas, mis juguetes y mis fotos.
En esta casa estaban mi habitación, mis cosas, mis juguetes y mis fotos.»

Esta es la foto que acompañaba el texto:

Hace un rato los medios de comunicación estimaban que habían muerto 225 niños palestinos en los ataques israelíes a Gaza de los últimos días, sumados a otros centenares que pierden la vida en otros puntos del planeta.

Con esta entrada sólo quiero recordar a los millones de niños en todo el mundo cuyas vidas se han visto truncadas por culpa de la guerra. A los que han muerto. A los que han sido heridos y/o sufren una minusvalía como consecuencia. A los que se han quedado sin hogar. A los que se han quedado huérfanos o han sido separados de sus familias. A los que siguen traumatizados. A los que han sido violados. O enrolados en el ejército. A los que no pueden ir a la escuela. A los que tienen pesadillas. A los que han perdido la sonrisa.

Día Internacional de la Infancia

– Papá, ¿cómo pueden soldados que se matan unos a otros resolver los problemas del mundo?


– Creo que los mayores actúan como si supieran lo que hacen.

Un esclavo llamado lenguaje

Más de tres décadas años he tenido que esperar para conocerle. Bien podría preguntarle aquello de ¿dónde has estado todo este tiempo? Es un clásico de la literatura infantil estadounidense. Si las mates no me fallan, hoy hace trece años que murió. Doy gracias a Open Culture por presentármelo. Nunca es tarde si la dicha es buena, que suele decirse.

En los últimos días me he dado un atracón de Shel Silverstain. Buenas noticias: no produce indigestión ni acidez. Tampoco estreñimiento. He decidido que me encanta el olor de sus ilustraciones y que me fascina el sabor de sus historias, poemas y elocuencia. Me rindo a los pies de su gran sentido del humor y capacidad crítica. Hacía lo que quería con el lenguaje: lo estiraba, lo encogía, lo aplastaba y exprimía. Este es, sin duda, uno de esos autores cuyos textos no sólo se saborean mejor en versión original sino que son un dolor de cabeza garantizado para quien los traduce.

Me gustaría compartir con vosotros la historia del árbol dadivoso. Para los que entendéis inglés, os recomiendo esta versión de 1973 leída por el propio Shel Silverstain.

The giving tree by Shel Silverstain

 

Para el resto, aquí os dejo una versión en español. No dejéis que la baja calidad visual os eche para atrás.

El árbol dadivoso. versión en español.

 

¿Qué? ¿Os han dado ganas a vosotros también de haceros con una copia de sus libros y leérselos a vuestr@s hij@s, sobris, vecin@s, alumn@s, herman@s, prim@s y, por qué no, al peque que tod@s llevamos dentro?