La casa de los horrores II

La única vez que he visto a alguien morir fue hace más de diez años. El tenía cáncer y se ahogó con su propia flema. No sé qué me impresionó más, si verle cambiar de color y dejar de respirar, o el gesto del médico a la enfermera para que lo dejara ahogarse. Acabando así con su sufrimiento. Todavía recuerdo aquel olor fétido que me abofeteó la cara al entrar al hospital. Olor que se iba haciendo cada vez más insoportable conforme me acercaba a la habitación del moribundo. Durante mucho tiempo me estuve preguntando si era así como olía la muerte. Salí al pasillo a llorar, y fue su mujer la que vino a consolarme, con la voz dulce y el semblante tranquilo.

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La noche anterior de visitar el Memorial de Murambi me sentía un poco aprehensiva. Quería entender las razones que me impulsaban a visitarlo; aún sabiendo lo que me iba a encontrar allí. O quizás porque sabía lo que iba a encontrarme. ¿Era curiosidad? ¿Morbo? ¿Un poco de ambos? Unas semanas antes había visitado los Memoriales de Ntarama y Nyamata, que muestran diferentes caras del horror, y me habían dejado un mal sabor de boca. ¿Por qué ir más allá y subir un nivel en la escala de la barbarie?

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Durante el genocidio, las víctimas de las persecuciones acudieron a las iglesias en busca de refugio, sólo para descubrir que los miembros del clero colaboraban con la Interahamwe*. Como consecuencia de esta falta de solidaridad, muchas de las más horrendas masacres se llevaron a cabo en sitios sagrados de todo el territorio del país  La iglesia de Ntarama exhibe en unas estanterías de madera los huesos y calaveras de algunas de las víctimas que allí murieron. Varios ataúdes que contienen los cuerpos de familias enteras por falta de espacio (y dinero), contribuyen al ambiente sombrío que allí se respira. Las ropas que llevaban las víctimas visten paredes y techo.

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El aire denso donde se pasea el horror de una historia reciente te corta la respiración. Es imposible no fruncir el ceño cuando el guía te lleva hasta la habitación donde murieron los niños. Una inmensa mancha roja en la pared denuncia el sitio donde la cabeza de los más pequeños era golpeada hasta que el llanto se tornaba silencio. La imaginación, presa del terror, se dispara; y son necesarios varios minutos de reflexión antes de continuar el camino.

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* Organización paramilitar Hutu que llevó a cabo las masacres durante el genocidio en 1994

40 comentarios en “La casa de los horrores II

  1. Miguel

    Se respira el horror. Y sin embargo, no puedo ni imaginarlo. No deja de ser algo contado. Con lo lúgubre de saberlo cierto, pero contado y ajeno, a miles de kilómetros. Cómo será vivirlo en primera persona. Supongo que el organismo tendrá mecanismos de defensa para soportarlo.
    Un abrazo abriga corazones. A veces me parece que te deben hacer mucha falta.

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    1. Adwoa Autor

      A veces no puedo evitar preguntarme que es lo que la gente que me rodea esconde tras la apariencia de llevar una vida normal. Si tienen pesadillas por la noche. Si se quedaron huerfanos. Si dejaron otras familias huerfanas… Aunque en el fondo prefiera no saberlo.
      Un abrazo cruje huesitos.

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  2. Nergal

    Dices “¿Era curiosidad? ¿Morbo? ¿Un poco de ambos?” siempre he pensado que lo que no guía a ver, conocer estos lugares es encontrar la respuesta a una pregunta que subyace dentro de nosotros ¿cómo podemos llegar a esto? Es buscar un entendimiento en algo incompresible y atroz, buscar una respuesta a nuestra propia y horrible naturaleza. Y además decirnos a nosotros mismo -yo nuca lo haría- .
    O simplemente como dices sea la satisfacer la curiosidad del morbo.
    Me gusta que compartas estos genocidios “tan desconocidos” porque, sinceramente, estoy hasta los cascabeles del Holocausto, parece que no ha habido, hay ningún otro genocidio en el mundo.
    Cuídate.
    Besos y un abrazo (ya sabes de esos de crujir)

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    1. Adwoa Autor

      Veras que en mi entrada del viernes (la tengo programada desde hace unos dias) te quitare la razon…
      El holocausto tampoco hay que olvidarlo. Lo malo es que le robe protagonismo a otros genocidios que tambien se merecen ser recordados.
      Gracias por el abrazo. Te mando otro crujiente de vuelta

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  3. Una cabeza sembrada

    Ya sabes lo que pienso, pero creo que a estos lugares hay que ir. Como dice Nergal, no es curiosidad, ni morbo ni nada por el estilo. Es intentar encontrar una respuesta que calme nuestras preguntas de por qué nos comportamos peor que los animales. Hay que ir para no olvidar el olor de la muerte, las ropas de los asesinados, la sangre de los niños. Hay que cultivar la memoria para no repetir el horror porque, a pesar de ello, solo hay que echar la vista a Siria y ver que la crueldad sigue viva.
    Besicos enormes

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    1. Adwoa Autor

      Como le he dicho a Nergal, el viernes veras que no estoy segura de estar de acuerdo contigo. Fueron sentimientos diferentes los que me movieron a visitar el memorial de Murambi (del que hablare el viernes) y los memoriales que aqui describo…
      Abrazo enorme

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  4. Elevalunas

    La verdad es que cuesta un poco darle al «me gusta» en entradas de este tipo, no deja de parecer una frivolidad. Sin embargo es de agradecer que hayas hecho la visita y que luego nos lo cuentes, al menos tienes la sensibilidad suficiente como para que no quede ninguna sospecha de morbo ni de nada parecido. No sé si yo en tu lugar hubiera tenido el valor de hacerlo, por eso, muchas gracias.

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    1. Adwoa Autor

      Sere fuerte y no modificare la entrada que tengo programada para el viernes, en la que termino de contaros mis visitas a los distintos memoriales! Mientras tanto, pondre cara de circunstancia 🙂
      Un abrazo

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  5. albertodieguez

    Doloroso retrato el que nos has traído, pero muy necesario de conocer.
    No creo que sea morbo, ni solo curiosidad lo que nos mueve a ir a esos lugares de horror, además creo que han de ser visitados para que entendamos en verdad, el daño que los humanos somos capaces de hacer a nuestros semejantes.
    Es difícil que me creas al decirte que entiendo como te has sentido paseando por allí (imposible seguramente ni siquiera acercarme) pero desde aquí nos has transmitido esas sensaciones de ahogo, asfixia y terror allí vivido por los que perecieron.
    Gracias por contarnos y enseñarnos aquellos lugares infames.
    Sin tu aporte yo no los conocería tan directamente, a pesar de saber algo, aunque me doy cuenta de que muy poco, de ese genocidio.
    Un beso.

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    1. Adwoa Autor

      Sabiendo de lo que trata mi entrada del viernes casi casi me haceis sentir mal con vuestros comentarios (el viernes entenderas por que)…
      Quien sabe! Igual algun dia eres tu el que nos contaras lo que sentiste al pisar estos memoriales que hoy comparto con vosotros 😉
      Un abrazo

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      1. albertodieguez

        Hola Adwoa, remover sentimientos y conciencias nunca debe hacer sentirte mal, 🙂
        Quizás algún día viaje por allí, y sienta la necesidad de contar, o quizás mañana mismo escriba sobre la mazmorra que ví en Zanzibar, donde hacinaban a esclavos para su venta…

        Espero tu entrada de mañana con ganas.
        Un abrazo.

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  6. Nieves

    Leer lo de la mancha y luego ver la foto… el corazón se encoge mas alla de lo que me mostraba la imaginación… Terrible.
    Un beso poseso!

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  7. agniezka

    Conozco la historia y realmente vergonzoso que quienes se proclaman seguidores de Jesús enunciando amor al prójimo sean los primeros apoyadores de estas barbaridades.
    Agnyez!

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    1. Adwoa Autor

      Por desgracia, ellos tambien son seres humanos y por eso pecan de las mismas debilidades que el resto… aunque moralmente sus actos me parezcan mas despreciables.
      Un abrazo

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  8. Rosa

    ¡ por dios! Es como sí un puño me oprimiese el corazón… ¿ pero qué coño le pasa al ser humano?… ¿ humano? Un post duro pero genialmente escrito, sí, es necesario que no nos olvidemos de la barbarie…¡ para no repetirla! Un abrazo.

    Responder
    1. Adwoa Autor

      A veces necesito compartir este tipo de historias, de una manera egoista, para que el horror se me haga mas liviano…
      Un abrazo cruje huesitos

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  9. Dessjuest

    Yo coincido con Nergal, de «pe» a «pa», no veo morbo, creo que buscas lo mismo que busco yo cuando me dejo atrapar por desgracias de la historia, cuando me paso horas y horas leyendo y viendo sobre la vida en las trincheras de la primera guerra mundial, no, no es morbo, es tratar de entender, saber, conocer.

    En este caso además es dar a conocer episodios que quedan ocultos en la historia, que no deben quedarse así.

    Besos niña.

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    1. Adwoa Autor

      El viernes os voy a quitar la razon a todos y puede que me odieis, o que empiece a caeros mal, o que me hagais un vudu… porque lo que me llevo al memorial de Murumbi no fue un sentimiento puro…
      Muchos besos, guapeton.

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  10. Madhu

    We don’t need more proof that under the veneer of civilisation, man is essentially a monster do we? It is always hard visiting these memorials to such barbarism. But there is a need to talk about it, whether people heed the words or not. Very sensitively written Adwoa.
    This reminds me to get cracking on my post on the Killing Fields.

    Responder
    1. Adwoa Autor

      Look forward to reading your post and seeing your always stunning photos!
      You’ll see on Friday that even if no more proof is needed, the worst is still to come…

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  11. joaquinsarabia

    El hombre es un lobo para el hombre, ¿alguna vez cambiaremos?, es dificil cambiar la naturaleza de las cosas y por desgracia la violencia asesina habita dentro de nuestra especie.
    Un triste Abrazo 😦 .

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  12. Pingback: La casa de los horrores II... desde el blog de ...

  13. losviajesdesaida

    puuufffff, vaya sitio ! Imagino lo que puede sentirse al pasar por ahí. Y es cierto lo que dices, aunque sepas que lo que te vas a encontrar no va a ser del todo agradable hay algo que te empuja a verlo con tus propios ojos. Esa curiosidad y ese morbo forma parte del ser humano. Un besote Adwoa !

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